Atletas trans y no binaries en Tokyo, no renunciar a quien eres para competir

Medallero

La conversación sobre la participación de las personas trans en los deportes vuelve a estar sobre la mesa. Y es que las atletas Laurel Hubbard (levantadora de pesas de Nueva Zelanda) y Chelsea Wolfe (ciclista reserva en BMX de Estados Unidos); y les atletas no binaries Quinn (futbolista de Canadá); Alana Smith (skater de Estados Unidos) y Robyn Lambird (corredore de 100 metros en silla de ruedas de Australia), son las primeras personas trans visibles en participar en unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos.  

Al momento que escribo esto, Quinn, futbolista de Canadá, se prepara para disputar la final olímpica del futbol femenil en Tokio 2020. Su participación ya es histórica, pues es la primera persona trans en ganar una medalla olímpica.

Quinn Foto de Catherine Ivill

“Siento orgullo de ver a ‘Quinn’ en la alineación y en mi acreditación. Me entristece saber que hubo deportistas olímpicos antes que yo incapaces de vivir su verdad debido al mundo. Me siento optimista por el cambio. Cambio de legislatura. Cambios en reglas, estructuras y mentalidades. Sobre todo, me siento consciente de las realidades. A las chicas trans se les prohíbe practicar deportes. Mujeres trans que enfrentan discriminación y prejuicios mientras intentan perseguir sus sueños olímpicos. La pelea no está cerca de terminar… y lo celebraré cuando estemos todas, todos y todes aquí”, escribió Quinn en su cuenta de instagram.

Las mujeres trans son mujeres, punto. Y las personas cuyo género no es masculino o femenino se describen de muchas formas, una de ellas es como personas “no binarias” y es necesario subrayar que no se trata de un tercer género, ni de una moda, y que tampoco es algo nuevo. Así como no hay una sola forma de ser trans, tampoco de ser no binarie, no solo se trata de aquella persona que se aleja de los géneros masculino o femenino, puede ser ambos, ninguno, destruir ese binario o construir algo nuevo.

 

Actualmente la participación de las atletas trans y no binaries se encuentra en una disyuntiva en donde por un lado se celebra y por otro, se busca argumentar que, sobre todo las mujeres trans representan una supuesta “ventaja injusta” frente a las mujeres cisgénero.

Laurel Hubbard -Foto de Luca Bruno

Las narrativas —en las que muchas veces se recurren a discursos de odio— para sustentar lo “injusto” no se queda solo en medios y redes sociales. En dos años 9 estados de los Estados Unidos han aprobado leyes que prohíben la participación de niñas, adolescentes y mujeres trans en competencias deportivas femeniles a nivel escolar. El argumento es el mismo: una supuesta “ventaja injusta” a nivel competitivo con otras niñas, adolescentes y mujeres.

A la fecha no hay un solo registro científico que demuestre que la participación de mujeres y niñas trans signifique una ventaja deportiva frente a mujeres y niñas cisgénero, ni a nivel escolar ni a nivel olímpico. De hecho, desde 2004 el Comité Olímpico Internacional (COI) admite a atletas trans.

Esto, hay que decirlo, fue gracias a una investigación realizada por la científica trans, Joanna Harper. Su estudio demostró que las mujeres trans corren sustancialmente más lento después de una transición basada en reemplazo hormonal. Actualmente Harper desarrolla otra investigación en atletas trans en diferentes disciplinas en las que monitorea cambios en el peso, la fuerza, la resistencia y la velocidad antes y después del reemplazo hormonal. 

Una regla sin respaldo científico

A partir de los análisis de Harper el COI evaluó y emitió recomendaciones para la participación de atletas trans. Para 2015 el organismo retiró el requisito de cirugías relacionadas con la transición pero marcó diferencias de elegibilidad

Los hombres trans son “elegibles” sin ninguna restricción, en contraste, las mujeres trans son “elegibles” siempre y cuando hagan una declaración de su identidad de género y mantengan su nivel de testosterona por debajo de los 10 nanomoles durante al menos un año antes de su primera competencia. 

Laurel Hubbard es histórica, es la primera mujer trans en participar de manera visible en un deporte individual en unas olimpiadas y el mundo se encargó de hablar de ella antes y después de su paso por Tokio 2020 donde su participación fue breve pues falló sus tres intentos de levantamiento en la división peso pesado de mujeres.

Laurel Hubbard- Foto de Seth Wenig

“Es lo único que quería: Poder ser quien soy. Me alegro de haber tenido la oportunidad de venir aquí y de ser yo misma”, dijo a AP al finalizar su competencia. Y sobre las críticas del mundo hacia ella, comentó: “No quise pensar en cosas negativas porque se complica más. Si a las pesas le agregas más peso, es imposible salir adelante. Los comentarios negativos no se basan en ninguna evidencia o principio, sino en el estado emocional de la persona que reacciona, por temor o incomodidad. Espero que con el tiempo tomen una perspectiva más amplia”.

Y es así, tal cual lo dijo Laurel, no hay evidencia que sustente que su participación y la de otras atletas trans suponga una ventaja injusta o una amenaza para otras mujeres. Incluso, el director médico y científico del COI, Richard Budgett, admitió ese mismo día, que las directrices ya no estaban respaldadas por la ciencia. Y adelantó que próximamente habrá un nuevo marco que garantice “la seguridad, la equidad y la inclusión de todas las mujeres” y que serán las federaciones deportivas las encargadas de generar sus propias decisiones pues dijo, “no existe una talla única para los deportes”. 

En cuanto a atletas no binaries aún queda camino por delante pues todavía no forman parte del discurso y no son nombrades ni incluídes en las normativas del COI. 

De acuerdo a Transathlete —una iniciativa fundada por Chris Mosier, el primer hombre trans en competir en clasificatorias olímpicas en la rama varonil de duatlón— organizaciones deportivas y ligas profesionales, amateur y colegiales de Estados Unidos; Canadá; Nueva Zelanda; Australia e Inglaterra cuentan con políticas que incluyen a personas no binarias y trans. Algunas de éstas se ajustan a la normativa del COI, otras marcan sus propias directrices y al menos en Australia algunos deportes se guían a partir de una pauta dirigida en 2019 por su propia comisión de derechos humanos.

Obstáculos adicionales

La representatividad y participación de atletas trans en Tokio 2020 choca con lo que en Estados Unidos sucede actualmente en donde la participación de niñas y mujeres trans se está viendo afectada por una ola de propuestas legislativas anti-trans y leyes que, en al menos nueve estados ya prohíben su participación en los deportes a nivel escolar. 

Esta exclusión promueve la sospecha sobre los cuerpos de niñas y mujeres transgénero y cisgénero y alimenta el estereotipo de que éstas últimas deben ser “protegidas”. Tal como el COI y federaciones internacionales afirman para aplicar y someter a atletas de élite, sobre todo racializadas, a pruebas intrusivas y violatorias de derechos humanos para determinar, bajo estándares raciales si son mujeres y si son elegibles para participar en categorías femeniles del deporte. 

La situación es alarmante. En lo que va de 2021, en Estados Unidos se han propuesto 170 proyectos de ley que vulneran los derechos humanos de las personas trans, sobre todo infancias y juventudes. Es importante no perder de vista lo que en ese país sucede pues, así como las posturas transodiantes de mujeres y grupos antiderechos están presentes en el mundo, este tipo de legislaturas pueden replicarse en países del sur y norte global. 

Megan Rapinoe es una de muchas atletas de élite que se han posicionado contra dichas propuestas y leyes. En marzo escribió, “estos proyectos de ley están intentando resolver un problema que no existe. Los niños, las niñas trans quieren tener la oportunidad de practicar deportes por las mismas razones que el resto: para ser parte de un equipo al que sienten que pertenecen. Quienes defienden estos proyectos de ley alegan estar protegiendo a las mujeres. Como mujer que ha practicado deportes toda su vida, sé que las verdaderas amenazas a los deportes de mujeres y niñas son la falta de financiamiento, recursos y cobertura de los medios, el acoso sexual y la desigualdad salarial […] Todas las mujeres debemos pronunciarnos y exigir que no se excluya a nadie en nuestro nombre”. 

Además, la organización Transgender Law Center, afirma que la participación de las infancias y juventudes trans en los deportes acorde a su identidad de género, puede proporcionar “un enorme impulso a su autoconfianza y autoestima, habilidades de liderazgo y experiencias positivas que les ayudarán en todas las demás áreas de sus vidas”.

En ese sentido la representatividad de las atletas y les atletas trans en Tokio, es clave.

“Ser una representación para humanos como yo”

“Mi objetivo al entrar en esto (Juegos Olímpicos de Tokio) era ser feliz y ser una representación visual para humanos como yo […] Me siento feliz de estar vive y siento que estoy destinade a estar aquí posiblemente por primera vez en mucho tiempo”, escribió en su instagram Alana Smith, la primera persona no binaria de Estados Unidos en participar en una justa olímpica.

Alana Smith- Foto de Ezra Shaw 

Tras su participación en la categoría street del skateboarding, Alana dejó un mensaje importante no solo para elle, sino también para las personas trans y no binarias que puedan sentirse representadas: la felicidad de ser une misme.

Laurel Hubbart también dejó un mensaje para las personas trans: “La vida es difícil. Siempre hay contratiempos y desilusiones, pero si hay un mensaje a seguir, es este, todo mejora”.

La participación y representatividad de Laurel; Quinn; Alana; Robyn y Chelsea en Tokio 2020 marca la historia, su historia, y se vuelve un precedente potente que abre las oportunidades a todas las infancias, adolescentes y personas adultas trans que hoy se desarrollan en un deporte a nivel escolar o de élite, a no tener que renunciar al deporte que aman solo por ser quienes son y a trabajar convencides y sin miedo de que pueden alcanzar el sueño olímpico. 

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