Ser atleta o ser madre: una falsa disyuntiva en los Olímpicos

En sus marcas, listas…

“Siempre he sabido que expresarme podría dañar mi carrera. He tratado de no mostrar emociones, de anticipar lo que la gente espera de mí y hacerlo. No me gusta decepcionar a la gente. Pero no puedes cambiar nada con silencio”. Así comienza la carta publicada por The New York Times en la que Allyson Felix expuso los conflictos contractuales que se le presentaron con Nike a causa de su embarazo en 2018. La velocista estadounidense seis veces ganadora del oro olímpico encabezó un movimiento cuyo objetivo consistía en evitar que las atletas que desearan ser madres quedaran desprotegidas económicamente durante su embarazo y proceso de reincorporación a la práctica deportiva. 

La manera de alzar la voz de Felix marcó para muchas otras atletas un punto de partida, pues resultaba poco común que los contratos entre patrocinadores y deportistas se hicieran públicos, por lo que las cláusulas de éstos vinculadas al embarazo eran un tema poco discutido. Conocer una historia que se ha repetido constantemente en la comodidad del silencio permitió que decenas de mujeres comenzaran a exigir condiciones justas en el ámbito deportivo, una actividad que con frecuencia parece escapar de cualquier legislación laboral vigente. A su vez, la exposición que consiguió la carta de Allyson Felix puso bajo la lupa a numerosas empresas patrocinadoras de deportistas de alto rendimiento cuyas prácticas pueden considerarse discriminatorias.

Allyson Felix festeja junto a su hija Camryn (Patrick Smith/Getty Images

Pero la justicia deportiva llega, aunque tarde y de formas inesperadas, como en el caso de Liz McColgan, quien enfrentó diversos obstáculos en su exitosa trayectoria olímpica por decidir ser madre. Después de ganar la plata en Seúl 1988 y perfilarse como una de las favoritas para ganar el Mundial de 1991 (también con sede en Tokio), Nike rescindió su contrato al enterarse de que estaba embarazada. Pero este año su hija Eilish McColgan continuará su legado genealógico en el atletismo británico.

El abandono de atletas por parte de patrocinadores y federaciones cuando deciden formar una familia es una realidad incómoda. Según señala Víctor Ribes Moreno, doctor en Ciencias Jurídicas por la Universidad de Granada, en La protección social de los deportistas profesionales y de alto nivel, la falta de seguridad económica de las deportistas durante su embarazo y los meses posteriores no es un conflicto exclusivo del gremio. Se trata de una consecuencia de la ineficacia del Estado en lo que respecta a la protección social y la administración laboral, pues éste tiene la labor de registrar y hacer cumplir contratos de trabajo de la más diversa índole.

Ser una atleta de alto rendimiento y convertirse en madre es una disidencia. Esto se debe, sobre todo, a que durante el embarazo las deportistas experimentan una serie de cambios físicos inevitables, y la situación se complica al ser el deporte una actividad híper lucrativa, que exige a todas las competidoras superar constantemente los límites de sus capacidades sin importar las circunstancias, con el propósito de seguir generando ingresos para sus patrocinadores y para ellas. Cada día que una atleta pasa sin competir o entrenar a su máximo nivel se traduce en pérdidas económicas. Aunado a esto, la presión ejercida sobre las deportistas para volver a la élite tan pronto como sea posible supone un riesgo no sólo para ellas, sino también para los fetos, pues “forzar la máquina” puede repercutir negativamente en su desarrollo. Ribes Moreno añade que es responsabilidad del empleador contribuir a minimizar la exposición de la deportista a los riesgos que su actividad implica para su embarazo, cosa que pocas veces ocurre, ya que existen grandes intereses económicos de por medio. Así, el deporte de alto rendimiento ha creado una disyuntiva discriminatoria: se es atleta o se es madre.

Alex Morgan con su hija Charlie en un partido de la Selección Estadounidense (Foto: Getty Images)

La pausa que una atleta pone a su deporte durante la última etapa del embarazo no tiene por qué significar una imposibilidad para seguir generando ingresos o un alejamiento total de la vida pública. Atletas como Alex Morgan, figura de la selección estadounidense de futbol, han marcado un ejemplo a empresas y federaciones de que es posible mantenerse vigente, activa y en el ojo público durante ese periodo de sus vidas. Por medio de publicaciones en sus redes sociales en las que documentó sus vivencias y sentimientos, así como de videos de entrenamientos que rápidamente se hicieron virales, Morgan no sólo continuó siendo una atleta exitosa, sino que además se convirtió en una inspiración para miles de mujeres alrededor del mundo que hasta la fecha son presionadas para elegir entre ser deportistas de alto rendimiento o formar una familia. A poco más de un año de haber dado a luz a su hija Charlie, está afrontando sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio 2020.

Ganar una medalla olímpica también ha sido parte de las experiencias que algunas atletas han vivido durante su embarazo. Destaca el oro que Kerri Walsh Jennings ganó junto al resto del equipo estadounidense de voleibol de playa en Londres 2012, a sus cinco semanas de embarazo. Otras participaciones destacadas se han dado en la disciplina de tiro con arco, en la que Khatuna Lorig (representante del Equipo Unificado de la ex Unión Soviética) y Cornelia Pfohl (representante de Alemania) ganaron el bronce en Barcelona 1992 y Sydney 2000, respectivamente.

Kerri Walsh Jennings (derecha), con cinco semanas de embarazo, celebra el oro junto a Misty May-Treanor en Londres 2012

Si bien la situación de las atletas que deciden ser madres ha mejorado y sus triunfos se han ganado la admiración del público, los atípicos Juegos Olímpicos de la pandemia sumaron nuevas problemáticas, pues pareciera que nadie contempló a las madres de bebés lactantes entre los protocolos sanitarios establecidos. La prohibición de la presencia de visitantes extranjeros no esenciales impediría que diversas atletas viajaran a sus competencias acompañadas de sus bebés. 

La basquetbolista canadiense Kim Smith Gaucher (madre de Sophie de tres meses de edad), reclamó al comité organizador de Tokio 2020 sobre las anunciadas restricciones de viaje, lo que motivó la publicación de un comunicado el 30 de junio, que fue criticado por ser ambiguo por parte de otras deportistas en situaciones similares, y que decía: “Después de una cuidadosa consideración de la situación única que enfrentan las atletas con bebés lactantes, nos complace confirmar que, en caso de ser necesario, los bebés lactantes podrán acompañar a las atletas a Japón”. Si bien se trató de una respuesta ansiada y optimista, la realidad fue que la falta de claridad con respecto al fragmento “en caso de ser necesario” despertó las alarmas de figuras emblemáticas del deporte, como fue el caso de Alex Morgan. La futbolista utilizó su cuenta de Twitter para manifestarse sobre el tema el mismo día en que se publicó la resolución del comité: “Aún no estoy segura de lo que significa ‘en caso de ser necesario’. ¿Eso lo determina la madre o el COI? Somos madres olímpicas diciéndoles que es NECESARIO. No he sido contactada sobre la posibilidad de llevar a mi hija conmigo a Japón y nos vamos en siete días”. La respuesta apresurada por parte del comité organizador de Tokio 2020 a este reclamo impidió que hubiera claridad en la logística a muy pocos días de la inauguración.

Ona Carbonell, capitana del equipo español de nado sincronizado, alzó la voz. La nadadora se mostró decepcionada, pues no pudo viajar a Japón con su hijo Kai, de poco menos de un año. Otra parte del comunicado, menos vista públicamente, establecía que el bebé y un acompañante deberían permanecer fuera de la Villa Olímpica y, bajo ninguna circunstancia, podrían acceder a ella. Esta decisión supondría para las madres tener que abandonar la burbuja acondicionada para evitar la propagación del virus y, de esa manera, vulnerar al resto de su delegación, riesgo que Carbonell decidió no correr. Además, la nadadora española comentó lo importante que es para ella la lactancia en el desarrollo de su hijo. Las restricciones impuestas durante la justa olímpica han obligado a las madres a cambiar los hábitos que deseaban mantener con respecto a la nutrición de sus bebés, situación que afecta su derecho a una crianza libre.

La realización de unos Juegos Olímpicos tan complejos como los de Tokio 2020 exige, sin lugar a dudas, una serie de protocolos esenciales para garantizar el bienestar de todas las personas participantes. Por eso, las medidas que impiden que las delegaciones viajen con acompañantes, sin importar su parentesco o edad, parecerían completamente justificadas. Sin embargo, la presencia de alrededor de treinta mandatarios internacionales, tales como Emmanuel Macron y Jill Biden (primera dama de Estados Unidos), en la ceremonia de inauguración de la justa olímpica abrió la conversación en torno a los puntos que el comité organizador de Tokio 2020 toma en cuenta para considerar esenciales a ciertas personas y no a otras. A Tokio ingresaron personajes cuya presencia obedeció exclusivamente a intereses diplomáticos, pues no tuvieron participación alguna en la ceremonia.

Si bien los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han representado un avance considerable en materia de equidad de género, pues las mujeres representan el 49% de la competencia, la pandemia ha sacado a flote situaciones en las que las problemáticas de esas atletas no son contempladas. Por ese motivo, es fundamental que las mujeres estén representadas en puestos directivos y administrativos, así como lo están en las canchas, pistas y albercas. Lograr una inclusión real en los Juegos Olímpicos no sólo pasa por conseguir una participación paritaria en las competencias, sino también por tomar en cuenta las necesidades de todas las personas incluso desde la planeación de la justa olímpica.

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02. EN SUS MARCAS, LISTAS…