No hay edad para ser campeona: paratletas mexicanas veteranas en Tokio 2020

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Es común escuchar que para ser atleta de alto rendimiento es fundamental comenzar a practicar el deporte a muy temprana edad. Ejemplos en los Juegos Olímpicos hay por decenas: en Tokio 2020, el mundo fue testigo de campeonas olímpicas de doce, trece y catorce años en las disciplinas de skateboarding y clavados, quienes podrían confirmar la teoría de que mientras más joven se es al practicar, más fácilmente se puede llegar a la élite. Sin embargo, las campeonas paralímpicas han demostrado que nunca es tarde para encontrar una gran pasión en la vida.

Entre las atletas paralímpicas hay dos grandes grupos: quienes nacieron con una discapacidad y quienes, a causa de un accidente o enfermedad, la adquirieron. El primer grupo, en muchas ocasiones, comienza su preparación a corta edad, lo que permite a estas atletas plantearse llegar a los Juegos Paralímpicos como uno de sus objetivos de vida. El segundo grupo, con frecuencia, ha encontrado en el deporte una vía para reintegrarse a la vida pública y recuperar un elemento realmente valioso para los seres humanos, como lo es el movimiento. Algunas de ellas ya habían descubierto su amor por el deporte antes de adquirir su discapacidad y decidieron seguir practicándolo de una manera diferente; otras atletas no tenían al deporte en su radar, pero su práctica, después de que su vida dio un giro, se volvió fundamental.

En un estudio titulado La motivación en el deporte adaptado, Miguel Ángel Torralba destaca un cambio profundo de mentalidad en los últimos años, respaldado por la difusión de los Juegos Paralímpicos como modelo de inclusión: “Ya no se ve la discapacidad como un mero ser de necesidades, sino también como un ser de posibilidades, con un potencial y una riqueza de recursos para desarrollar y cultivar”. El deporte, al ser una actividad de esparcimiento y, si se desea, de competencia, resulta una plataforma ideal para demostrar cuáles son esas posibilidades. A pesar de ello, no hay que perder de vista que la motivación que lleva a las personas con alguna discapacidad a practicar deporte no es necesariamente la rehabilitación, la reintegración a la vida pública o el afán de competir, también puede ser simplemente la pasión por practicarlo, aunque pocas veces se hable de ello.

En el estudio mencionado anteriormente, Torralba realiza una encuesta a 134 atletas del deporte adaptado en España y encuentra que la motivación menos recurrente para practicar su disciplina es el factor de la competencia. En estos resultados se imponen los factores de autoestima, integración social y salud. Ésta puede ser una de las razones que llevan a atletas paralímpicos a mantenerse cerca del deporte hasta una edad madura. La motivación principal pocas veces es competir, sino que más bien tiene que ver con llevar una vida armónica, digna y sana por medio de la actividad física. Además, ser parte de competencias no sólo significa tratar de superar al resto de deportistas, sino viajar y conocer atletas de todo el mundo con un objetivo en común, lo que da pie a una dinámica de integración social difícilmente accesible de no ser por el deporte. Estas motivaciones deberían ser el ideal de la práctica deportiva, bajo cualquier circunstancia, a cualquier nivel y en cualquier edad, pues forman parte de un desarrollo integral como seres humanos.

La delegación mexicana cuenta con campeonas que ya han grabado su nombre con letras de oro en la historia del deporte nacional. Han representado al país en numerosas ocasiones y han logrado cosechar una importante cantidad de medallas. Ahora, en su madurez, demuestran que la edad no es un impedimento para llegar a una competencia del más alto nivel. El deporte adaptado tiene la particularidad de que las atletas que lo practican pueden suplir con sus cualidades más desarrolladas algunas de sus áreas de oportunidad. Por ello, la velocidad o fuerza, que pueden llegar a disminuir con el paso del tiempo, se sustituyen con técnica, resistencia o destreza. María Estela Salas y Patricia Valle, en lanzamiento de disco y natación respectivamente, son las atletas mexicanas más veteranas en esta edición de la justa paralímpica, con 52 años. María Estela Salas tuvo su participación más destacada en Atenas 2004, donde, en la disciplina de lanzamiento de bala, consiguió el oro y rompió el récord mundial hasta entonces vigente. Por su parte, Patricia Valle ha hecho historia, pues estos Juegos Paralímpicos serán sus séptimos consecutivos. En seis de ellos se ha subido al podio y falta ver si consigue la hazaña también en Tokio 2020.

Patricia Valle llega a sus séptimos Juegos Olímpicos consecutivos (Foto: CONADE)

Estas campeonas no son las únicas que echarán mano de su vasta experiencia para alcanzar la gloria en estos Juegos Paralímpicos. Una de las atletas mexicanas más exitosas de las últimas décadas, y abanderada de nuestra delegación en Tokio 2020, es Amalia Pérez. A sus 48 años de edad, pareciera que lo ha logrado todo: ha sido medallista en cinco ediciones consecutivas de los Juegos Paralímpicos, con dos platas y cuatro oros, y ha roto récords mundiales en el proceso. Su discapacidad congénita la llevó a practicar deporte desde muy temprana edad con el fin de mejorar su movilidad, pero ha sido su constancia la que le ha permitido seguir destacando con el paso del tiempo. Como ella misma ha dicho: “una competencia no termina cuando pierdes, termina cuando te rindes”. Y nos ha demostrado que eso está muy lejos de suceder. El para powerlifting, como lo ha probado Amalia Pérez, es un deporte que permite que sus representantes tengan trayectorias largas. Otro caso destacable es el de Perla Patricia Bárcenas, quien a sus 50 años representa a México en Juegos Paralímpicos por sexta ocasión. Tiene en su vitrina una medalla de plata conquistada en Sídney 2000 y dos de bronce, ganadas en Beijing 2008 y Londres 2012.

Entre las campeonas mexicanas no sólo se encuentran aquellas que comenzaron a practicar su disciplina a corta edad debido a una discapacidad congénita, también hay campeonas que vieron en el deporte una vía para superar grandes obstáculos en sus vidas. Tal es el caso de Nely Miranda, a quien un accidente de trabajo a sus 28 años le cambiaría los planes de vida. La natación comenzó a ser un apoyo en su rehabilitación y, sin darse cuenta, se convirtió en un deporte que le daría grandes satisfacciones. Comenzó su trayectoria deportiva a una edad que se podría considerar avanzada, pues apenas a sus 34 años acudió a su primera competencia nacional, pero debe ser una inspiración para todas aquellas personas que consideren que acercarse al deporte en la adultez no les dará las mismas satisfacciones. Aún cuando no es de las atletas que más ediciones de Juegos Paralímpicos tienen en su haber, pues su recorrido comenzó en Beijing 2008, ha cosechado dos medallas de oro y una de bronce en justas paralímpicas. En Tokio 2020, a sus 49 años, busca sumar más triunfos.

María de los Ángeles Ortiz competirá en sus cuartos Juegos Paralímpicos (Foto: Twitter @angelesmundial)

Las representantes mexicanas de para tenis de mesa, Edith Sigala y Claudia Pérez Villalba, de 45 y 50 años respectivamente, también forman parte de las atletas que se iniciaron en una edad adulta. Edith Sigala encontró en el para tenis de mesa un espacio para reintegrarse a la vida pública tras sufrir una lesión de médula espinal a sus 23 años. Tokio 2020 es su tercera participación en Juegos Paralímpicos. Por su parte, Claudia Pérez Villalba asiste por primera vez a unos Juegos Paralímpicos, pues comenzó a practicar su disciplina a los 38 años. Llega a Tokio 2020 tras haber obtenido el oro en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. Ellas son dos ejemplos más de que no hay una edad límite para iniciarse en un deporte.

Finalmente, vale la pena destacar también la trayectoria de María de los Ángeles Ortiz, quien busca subirse al podio nuevamente en la disciplina de lanzamiento de bala, a sus 48 años de edad. Su historia en el deporte adaptado comenzó después de que la imprudencia de un conductor alcoholizado ocasionara el accidente que le dio un giro a sus planes, sin embargo, la actividad física ya formaba parte de su vida desde la infancia. Su experiencia no sólo se refleja en tres ediciones de Juegos Paralímpicos, todas ellas con medallas, sino que también se muestra en sus exigencias a las instituciones reguladoras del deporte en México. Ser parte de tantas competencias le ha permitido manifestarse para pedir mejores condiciones para que las nuevas generaciones practiquen sus deportes.

Nely Miranda participó en su primera competencia nacional a los 34 años (Foto: Agencias)

Las historias de estas campeonas paralímpicas, sus motivaciones y sus inicios en el deporte adaptado, son muestras inequívocas de que no se necesita tener cierta edad para practicar un deporte. A todas las personas que no se hayan animado a comenzar con la actividad física, por considerar que ya no tienen la edad óptima para dar el primer paso: ésta es una señal de que nunca es tarde. Tal vez sea difícil alcanzar el nivel necesario para participar en competencias, pero las atletas paralímpicas nos muestran que ésa no tiene que ser la principal motivación para entrar a una disciplina. Hay muchas más buenas razones para acercarse al deporte, y no tienen que ver con la edad.

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